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MIS HISTORIAS PARA NO DORMIR



LA RUTA MINERA DE LOS ALCALDE...

Cuaderno de bitácora:

Decimonoveno día, del mes séptimo del presente año.

El whatsapp del grupo nos llama a filas, pide voluntarios para intentar de nuevo conquistar el bastión que hace un mes se nos resistió. La empresa será difícil. Suicida más bien, pero esta vez contamos con la ligera ventaja de conocer parte del terreno, la otra parte; solo Dios sabe.
La mente dice no vayas. El corazón te exige ir... Que narices, hagamos caso al corazón; la razón como siempre en cada una de nuestras salidas, no tiene lugar.

Lugar de reunión, un vagón del tren de la FEVE, en la estación de la Asunción.Hora, las 815 de la mañana...
Mañana nublada, las predicciones son malas, dan lluvia y frío, y es diecinueve de julio, los dioses se vuelven en nuestra contra. Se van presentando uno a uno los voluntarios: Pedro, Edu, José, Nandy, Sergio y Diego. Tan solo unos pocos, lo que hará de esta aventura una epopeya digna del propio Homero...

En el tren, intentamos evitar conversar sobre lo ocurrido en la otra ocasión. Esta vez, nuestro sherpa, Pedro, está seguro del camino a coger, de nuevo nuestro destino en sus manos. Demasiada responsabilidad que no elude...  esperemos que esta vez no se equivoque...

No hay rastro del revisor...

Nos bajamos en Aviados, en la misma estación que la anterior ocasión. Nos dirigimos hacia el pueblo para hacer una breve parada en la cantina del pueblo. Esta cerrada, malos presagios, no obstante esperamos un rato, para ver si el tabernero se dignara a abrir... Mientras aprovechamos a poner a punto nuestras armas, comprobar presiones, ruedas, suspensiones... Diego en esta ocasión, acude a la batalla con su nueva y flamante Canyon, esperemos que haga honor a su nombre. Tras comprobarla nos damos cuenta que aunque en buenas condiciones, el amortiguador trasero falla, aun así puede continuar, además ese tema es harina de otro costal que esperemos que se solucione.

Comenzamos a subir, por que lo que tiene esta ruta es que es todo el rato ir para arriba, para llegar al destino justo de fuerzas, por lo que la batalla final será épica. Después de pedalear durante un buen rato, un pequeño descanso para las piernas, un falso llano que nos mostraba las últimas rampas demoledoras de ese tramo. La confianza comenzaba a fallar pero aun había momento de piques y bromas. Una vez coronada la cima, descansamos un rato para reagruparnos y tomar algo de aliento. A partir de ahí, una pequeña bajada, sin nombre, ahora bautizada como la bajada de los Alcalde, y es que tanto Jose como Nandy, los hermanos Alcalde, sufrieron percances en ella. La de Jose, casi dramática, ya que después de realizar medio descenso sin complicaciones, y tras un bonito derrape con la rueda trasera, la bicicleta se le descontroló y acabo con sus huesos en el suelo, por suerte, no paso nada, pero el susto ahí quedo, y es que a veces se nos olvida que no somos especiales y que como todo el mundo podemos morder el polvo.

Después de reanudar la marcha, y continuando la bajada anterior, Edu nos iba contando las bondades de su flamante nuevo disco de 203 mm, y lo bien que frenaba. Que nueva vida había descubierto. Y comenzó a acelerar, al fondo, se veía a la gente reagrupada, esperando a que llegáramos. Edu clavó freno, pero solo pudo parar después de atropellar a Nandy, lo tenía tan claro que iba a arrollarle, que antes de la colisión ya estaba pidiendo perdón. Resultado, Edu en el suelo, Nandy con marca en la pierna de la cubierta.

Después de comentar un rato lo ocurrido a Jose, como el atropello reciente, proseguimos la marcha. En esta ocasión nos encontramos de nuevo con una fuerte subida que nos obligaría a echar el pie a tierra y empujar por las bicicletas. Fue una larga subida, el tiempo cada vez era peor, no obstante, no ya no había posibilidad de dar marcha atrás. Hay que continuar para delante, después de un buen rato de caminata, la niebla aparece en nuestro camino, el frío se hace cada vez mas intenso y la humedad llega a nuestros huesos. Llegamos por fin a la cima, y allí en una pequeño desfiladero, paramos a tomar la chocolatina, delante de nosotros, solamente hay niebla. De repente, comienza a llover a cantaros. Hay que darse prisa, no nos podemos quedar allí.

Comenzamos a bajar, una larga bajada, con piedras, bonita trialera, que si no fuera por la alta vegetación que había, hubiera sido muy divertida. Volvían los fantasmas del anterior intento, pero esta vez no iban a poder con nosotros, estábamos muy cerca, la gloria se podía oler.

De repente, el camino vuelve a aparecer, podemos hacer la bajada montados en las bicis, volvía a hacerse divertido el camino. Después de breve pero intenso tramo en el cual se podía coger una buena velocidad, hay que frenar en seco porque como arte de magia, en nuestro camino, aparece un pequeño tramo con grandes y afiladas piedras que era mejor hacerlas a pie. No obstante Nandy, temerario quizás, apareció a gran velocidad y después del aviso de que parara, finalmente lo hizo al caerse en una zarza. La suerte, que la anterior vez había sido tan esquiva, nos sonreía de vez en cuando, ya en esta ocasión, tampoco paso nada grave.

Finalmente llegamos a nuestro destino, Matallana de Torio, para de nuevo coger el tren, y regresar para casa, con parada en el Marino, en donde el día nos depararía más sorpresas. Sorpresas que la contaremos en otro momento.

P.D. las fotos que hemos puesto son las únicas que pudimos sacar...




RUTA MINERA LA LLAMÁBAMOS ANTES...


Cuaderno de bitácora:
Hoy es el  vigésimo sexto día, del sexto mes, se trata de la semana veintiseis del año. Siendo un poco apocalípticos, coinciden demasiadas veces la misma cifra maldita, quizás es una señal de lo que nos espera, quizás simple casualidad, solo se que este día tardaremos en olvidarlo....

Hoy nuestro guía, Pedro ha preparado una ruta interesante, con fuertes subidas con sus respectivas bajadas, confiamos a ojos cerrado en él, nunca nos ha fallado, o por lo menos no suele equivocarse, estamos en sus manos...

La ruta comienza en la estación de la FEVE, para tomar allí el tren que nos llevará hasta la pequeña población de Aviados, a unos 38 Km de León. Es simplemente un apeadero que nos deja en la carretera y hay que recorrer más o menos un kilómetro hasta llegar al pueblo, es pronto por lo que las calles están vacías, pero por suerte el bar del pueblo está abierto, en donde encontramos a los lugareños más madrugadores, antes de ponerse a sus tareas. Paramos a tomarnos un café antes de empezar la ruta, ya que con la mañana fría así te lo pedía el cuerpo. Después de unos momentos de relax y de risas, no queda otra que ponerse a la tarea, nuestra obligación nos llama... Que nos espera ahí fuera, nadie lo sabe...

La ruta comienza con una subida constante, que empieza suavemente y que poco a poco y según vamos avanzando se va haciendo más dura, sin darte cuenta, te encuentras subiendo rampas con un buen desnivel, que nos obligaba en más de una ocasión de echar el pie a tierra, y empujar por las bicis... El tiempo es malísimo, miras el calendario y no corresponde por lo que estamos pasando, las penurias siguen apareciendo.....

Después de la larga subida antes mencionada, nos encontramos delante de una pared, no hay marcha atrás, retroceder sería de cobardes y por supuesto una deshonra... No queda más remedio que  empujar la bici, no es mucho lo que hay que subir, pero la fuerte pendiente y el cansancio, que empieza a hacer mella en nuestras piernas, hacen que se multiplique por tres el esfuerzo a realizar. Una vez que llegamos arriba, nos encontramos con una pequeña llanura, en donde aprovechamos a tomar de fuerzas, sacamos de nuestros víveres... Miras al cielo, y parece que se te va caer encima, nubes cerradas y oscuras se ciernen sobre nosotros. Quizás las señales apocalípticas son ciertas, no lugar al miedo, hay que continuar...

Tres caminos, uno a la izquierda, ese no es el que nos interesa, otro recto y otro a la derecha, una encrucijada en toda regla, es el momento de que la suerte empiece a sonreírnos algo. Decidimos irnos por la izquierda, un sendero estrecho, parecía divertido, aunque el día no estaba para reír demasiado, y al rato nos lo iba a demostrar.. De repente, el camino desaparece, los matorrales se empiezan a hacer dueños del paisaje, y volvemos a tener que cargar con las bicis para poder avanzar... De repente, como si de una broma de mal gusto se tratará, un bosque cerrado aparece ante nosotros, es imposible seguir avanzando. No queda más remedio que dar media vuelta.

De nuevo en la encrucijada, al frente y a lo lejos, vemos tejados rojos de casas, por lo tanto siguiendo el sentido común que otras tantas veces nos falta, tomamos el camino que tenemos en frente, se trata de una larga bajada, con muchísimas piedras, grandes, medianas y pequeñas, en esta parte, cuenta la valentía y la destreza de cada uno, o la prudencia de otros... En estos últimos me incluyo, y es que si no lo ves claro, amigo baja andando...


Al final de la bajada, el pueblo, llegamos a la civilización, pero no hay tiempo, hay que continuar. Tomamos la carretera y tomamos un camino lateral... camino que según íbamos avanzando la vegetación se lo comía. No puede ser, otra vez nos volvía a pasar lo mismo, pero lo peor de todo, es que habíamos avanzado ya unos cuantos Km, y dar marcha atrás sería un gran contratiempo... Hay que seguir avanzando, pero muchas veces la cabezonería puede ser tu peor enemigo. En la tropa, las primeras palabras de desánimo, empezaban a escucharse... Para colmo, llevo la rueda trasera pinchada, no importa, no podemos montar en las bicis desde hace un rato, cuando lleguemos arriba la arreglaré. Las ramas, las espinas  y las ortigas empiezan a dejar señales en las piernas y en los brazos... Tenemos que pasarlas por arriba, por abajo, por un lado y por el otro. Esto es interminable. Stop... No hay por donde seguir. No puede ser. Otra vez la misma broma, con igual resultado, hay que dar marcha atrás, es decir, volver a pasar por debajo, por arriba, por un lado y por el otro de las ramas, árboles y arbustos que anteriormente habíamos sorteado... Esta no era la ruta soñada por todos, pero una cosa es segura, y es que ninguno de los que estábamos allí, la olvidaremos.

Después de deshacer el camino, reparar el pinchazo regresamos a la carretera anterior, y después de una larga bajada por ella, llegamos a Matallana de Torio, para de nuevo coger el tren y regresar a casa... Pero antes, había tiempo para hacer un alto en el Marino, y tomarnos unas ricas cañas y con sus respectivas tapas para recuperar fuerzas...

Por cierto, esa misma tarde, uno de nosotros tuvo que ir a urgencias, con la rodilla hinchada por la reacción alérgica a algo, y al día siguiente otro con el tobillo también hinchado por un leve esguince. A día de hoy, aún me abrasan las piernas...

Hasta pronto











¿¿¿¿LA RUTA DE LOS BUCEADORES????


Empieza el verano en el calendario, pero aún ni lo vemos, ni lo disfrutamos, y digo esto porque en esta última semana, quizás la más esperada por todos los leoneses, semana de fiestas, con la cuales damos la bienvenida al periodo de estival. Pero, han sido días de chaqueta, y paraguas.

Aprovechando que el día 24 era festivo en León, aprovechamos unos cuantos para reunirnos y salir a dar una vuelta por los alrededores, el día prometía, quizás más por nuestras ganas que por otra cosa, ya que las predicciones no eran muy halagüeñas, con las consecuencias que más adelante os contaré.

Tal y como comentaba anteriormente, quedamos en la mañana del día de San Juan, en la la glorieta del León, ya sabéis donde está verdad ... Ese día salimos solamente unos pocos, quizás los más inconscientes de todos, pero estoy convencido que solamente fuimos los que pudimos. La ruta como dije antes, iba a ser corta, pero nos emocionamos por las circunstancias, quizás por la sobredosis de cafeína que llevábamos encima, ya que antes de ponernos en marcha, quien sabe si por pereza o por el mal día que amenazaba, decidimos tomarnos un cafecillo para ir entonando. Una vez que nos pusimos en marcha, tomamos dirección hacia San Andrés, para hacer la Ruta de los Cazadores, la cual no es una ruta nueva como bien sabéis aquellos que nos seguís, pero lo que tiene este deporte, es que, así hagas la misma ruta mil veces, nunca serán las mismas historias las que podrás contar, parecidas, quizás, iguales, nunca. Y es que esta vez fue el tiempo el que nos deparó la mayor sorpresa, y es que el chaparrón que nos cogió a mitad de camino fue de escándalo... pero antes dejarme contaros un poco más de la ruta.

Tal y como os comentaba, la marcha discurría por la zona de San Andrés, y tomamos dirección la Virgen del Camino, junto a la pista de aterrizaje del aeropuerto, (desde aquí reclamamos más vuelos para León), el camino presentaba bastantes charcos, y es que el tormentón que cayó en la noche anterior, hizo estragos en el paisaje y en las condiciones del terreno. Seguimos pedaleando, y alcanzamos la carretera que lleva a Carrizo, la cual atravesamos y continuamos dirección hacia el Ferral,  a la parte baja del campo de tiro que tiene allí el ejercito. En donde hay un charco enorme, que la verdad ya es bien conocido por todos nosotros. Fuimos esquivándolo, cada uno por donde más le convencía. Una vez que lo fuimos pasando, y tras dejarlo atrás, escuchamos a José jurando en hebreo porque casi se cae al charco. Nos comentaba que si así hubiera sido se tendría que dar media vuelta ya que era un día algo fresco para ir mojado... Que gran error hubieras cometido amigo mio.. Porque al rato nos cayo un chaparrón de tal calibre que acabamos todos calados hasta los huesos. Daba igual el chubasquero, la chaqueta, daba igual todo. Lo que empezó en una ruta para pasar la mañana relajados, se convirtió en una auténtica tortura. Los chistes para levantar el ánimo empezaron a aparecer, y el que más caló y nunca mejor dicho, fue el que da nombre a esta historia, la Ruta de los Buceadores.


El barro se empezaba a acumular en los componentes de nuestras bicis, los desviadores empezaban a fallar, de hecho a este que os escribe, sufrió la peor avería del día, por "suerte" y lo pongo entre comillas, en ese momento la lluvia había arreciado por lo que la reparación, se hizo algo más cómoda. Y es que de repente, el desviador trasero dejo de funcionar, y no podía cambiar piñones, y se había quedado la cadena en el pequeño, por lo que cada vez que me tenía que enfrentar a una rampa, me quedaba clavado. Por suerte, Pedro y Cefe, se pusieron a la tarea de repararla, (desde aquí daros las gracias chicos, sin vosotros vete a saber cuando hubiera llegado a casa) y por fin pudimos volver a ponernos en marcha. Y regresar a León, donde nos esperaba el Flecha para tomarnos nuestras cañitas y nuestras tapitas... que bien nos las merecíamos.

Un saludo a todos.

P.D. Lamentamos no poner más fotos como estamos habituados pero no podíamos parar demasiado..


LAS SIETE SUBIDAS MALDITAS A PEDRUN


Hola a todos, pues llegó la última salida del año, y para que no quede en el olvido, Pedro, nuestro sherpa oficial, ya que el otro es un mero aficionado, decidió que mejor manera de despedir el año que machacando las piernas de sus compañeros. Por lo que nos convenció para que hiciéramos la ruta de las 7 subidas para terminar en una interminable bajada hasta Pedrún.

Esta ruta por supuesto no era nueva, de hecho seguro que nuestros fieles seguidores os acordaréis de ella. Ya que donde se nos dijo que eran 7 subidas al final eran 9. Esta vez para hacer oficial el número de rampas a las que nos teníamos que enfrentar, unos cuantos decidimos contarlas... Un desastre, al final a unos les salía menos y a otros contaron más, el caso que ninguno eso si contó siete...

La ruta comenzó en casa de Pedro, a los píes de la zona de mountain bike por excelencia de la ciudad de León, lugar donde todos aquel que se dedique a este deporte, empezó a dar pedales. Una vez todos reunidos, tomamos camino de la mencionada zona, para empezar a subir las duras rampas, que no lo son tanto, pero ponerte a subir según empezamos y a esas horas pues se hacen más duras de lo que parecen.


El destino era el camino de zahorra que se toma en la carretera de Santander, a la altura de Villanueva del Árbol, una vez encaminados por dicha pista, solamente es dejarte llevar. Es una zona sin grandes dificultades, salvo por las fuertes subidas que mencioné anteriormente.

De hecho la ruta en sí es un tanto monótona, pero si que es cierto que cumple con su fin que es el hacer Km y sudar la gota gorda.



Pues esta ha sido la ruta con la cerramos el año 2013, seguro que el 2014 nos traerá nuevos desafios.

Un saludo a todos


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